Teresa Ribera: la ministra del clima que dejó ahogar a Valencia

El 29 de octubre de 2024 no solo fue el día en que una DANA arrasó la Horta Sud. Fue el día en que se demostró que la negligencia política también puede inundar vidas. Y en el centro de esa cadena de errores está un nombre: Teresa Ribera Rodríguez, ex vicepresidenta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Desde 2018, Ribera es la máxima responsable del Ministerio para la Transición Ecológica, bajo cuyo mando se encuentran la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), la Dirección General del Agua y el Sistema Nacional de Alerta de Inundaciones (SNAI). Es decir: todos los organismos encargados de prevenir lo que acabó pasando en Paiporta, Massanassa, Catarroja y Alfafar.

Y no lo decimos nosotros: lo dice la ley.

El artículo 149.1.22ª de la Constitución Española establece que la Administración General del Estado tiene competencia exclusiva sobre la legislación y gestión de las aguas que discurran por más de una comunidad autónoma.

Y el artículo 23 del Texto Refundido de la Ley de Aguas (RDL 1/2001) añade que corresponde al Estado la planificación hidrológica y la conservación, mantenimiento y explotación de presas, embalses y cauces de dominio público hidráulico.

Es decir: el Barranco del Poyo —cuenca intercomunitaria del Júcar— dependía directamente del Ministerio de Ribera. Y, sin embargo, cuando llegó la tormenta, el Estado no tenía ni obras de defensa, ni mantenimiento, ni alertas funcionando a tiempo.

Porque en 2021, por decisión directa del MITECO, se archivó el proyecto de encauzamiento y laminación del Barranco del Poyo, una infraestructura declarada de interés general del Estado en 2011, concebida precisamente para evitar inundaciones como la del 29 de octubre.

El motivo del archivo: “incompatibilidad ambiental con la Ley de Protección de la Huerta” y “coste económico excesivo” (unos 250 millones de euros).

El sustituto: un plan de “renaturalización del cauce” inspirado en la Agenda 2030 y el Pacto Verde Europeo.

Los ingenieros de la CHJ ya lo habían advertido: el Poyo no podía evacuar más de 400 m³/s. Pero la DANA superó los 1.600. Y el resultado fue una cascada sobre la Horta Sud.

Una decisión política que se tradujo en una tragedia humana.

Durante el mandato de Ribera, además, las inversiones en seguridad hidráulica cayeron en picado:

entre 2020 y 2023, el presupuesto estatal para obras de defensa frente a inundaciones en la cuenca del Júcar se redujo un 37 %, mientras crecían las partidas para restauración fluvial y proyectos climáticos.

Según la Intervención General del Estado (IGAE), solo el 32 % de las inversiones previstas se ejecutaron realmente.

No se dragaron cauces, no se limpiaron desagües, no se repusieron sensores averiados del sistema SAIH desde 2022.

El artículo 36 de la Ley 40/2015 señala que las administraciones responderán por daños derivados de la falta de mantenimiento de infraestructuras o por omisión de medidas de seguridad obligatorias.

Y el artículo 103 de la Constitución recuerda que la Administración Pública debe actuar “con sometimiento pleno a la ley y al derecho”, y servir con objetividad los intereses generales.

Esa objetividad, en octubre de 2024, brilló por su ausencia.

Cuando el sistema SAIH detectó niveles críticos en el Poyo a las 17:38 h, el aviso urgente no se emitió hasta después de las 19:00 h. Dos horas de retraso que pudieron salvar —o arruinar— cientos de vidas y hogares.

La ministra no compareció, no coordinó y no dio la cara. No llegó a la zona hasta tres días después.

Y cuando lo hizo, no pidió perdón: habló de “emergencia climática global”.

Mientras los vecinos de Paiporta y Catarroja quitaban barro con palas, Ribera convertía la tragedia en discurso ideológico.

Hoy, los hechos son claros y las leyes también.

La Constitución y la Ley de Aguas le otorgaban al Estado la obligación de prevenir, mantener y proteger.

Teresa Ribera canceló las infraestructuras, recortó presupuestos, descuidó los sistemas de alerta y antepuso la política verde a la seguridad humana.

👉 Teresa Ribera no fue víctima del clima, fue responsable de la dejadez.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *